La palabra «zen» es la abreviación de zenna, pronunciación japonesa de la palabra china 禪那 (chánnà), que a su vez proviene de la palabra sánscrita dhyāna, que significa ‘meditación’.

En una sociedad saturada de materialismo, distracciones digitales, asimetrías y violencia, nos propone una experiencia de austeridad y sencillez que nos aparte, por un momento, de este mundo de ilusiones superfluas y agresiones concretas. Propone un camino de introspección y conexión con la esencia humana.

Su estética valora el vacío y el silencio como camino para apartarnos de lo consciente, de los continuos pensamientos compulsivos y de la ansiedad sobre el futuro. De esta manera Hernán nos propone apartarnos de la violencia, de lo superfluo de un mundo de ilusiones e ingresar a capas más profundas de nuestro ser y valorar el presente. Así poner la atención en cada momento como algo absoluto y trascendente sin que la vida se nos pase en el velo del pasado y las expectativas del futuro.

El vacío, el silencio y lo acromático colaboran en la relajación y la armonía. Como elementos únicos surgen texturas o grafías que apelan a la sensación táctil del espectador como experiencia sensorial que acompaña este camino de introspección.

La abstracción es el recurso que Hernán maneja para apartar al observador de lo descriptivo y emprenda así su propio viaje interior según los recursos de su propia psiquis.